Una de las cosas más curiosas
del Grupo de Teatro Bohemios, es que siempre están haciendo de las suyas, y no
te dejan descansar tranquilo. La siguiente ¡Pillada Bohemia! Está protagonizada
por Esther. ¡La que lía esta señora! ¡Este miembro del grupo es el peor de todos!
El caso es que acudí a uno de los ensayos tranquilamente. Error, no puedes ir a
ver a los bohemios tranquilamente. Y bueno, no sé que les pasa, pero aún siguen
estando como la última vez que les vi. José subido a una silla; Manolo con el
donut verde mohoso en el dedo anular, oliendo a rayos; Prado desmayada en la
silla, expuesta a los alumnos en el hall del Centro de Adultos Antonio Gala
(con tres señoras rezándola y encendiendo velas constantemente), junto con unos
folios de firmas, para pedir que se haga peregrinación a su persona, ¡¡¡el día
de la Virgen
del Prado!!!; y Paco con su peluca multicolor, que ahora le gusta, y no se la
quiere quitar. Lógicamente, ese día no ensayaron nada, ya que Esther entró por
la puerta (como cada día de ensayo), y vio en la columna del Salón de Actos, un
mural con fotos. Un mural compuesto por una cartulina DIN-A3 de color rosa, del
mismo color rosa que la blusa que llevaba puesta ese día Esther. Y claro, la
burla fue monumental por parte de todos: que llevaba una blusa de cartulina y
que si llovía se le mojaba y se quedaba desnuda, que si parecía la madre de la Pantera Rosa, que si se creía
que el ensayo era un jardín de rosa, que si se debería de cambiar el nombre a
Rosa, etc., Y Pi ¡imagínense! cada vez que escuchaba la palabra “rosa”, gritaba
“¡¡¡osa, osa, osa, osa, osa!!!” Y claro, le aclaraban que no era “osa”, sino Pantera. Y ella seguía “¡¡¡era, era, era, era, era!!!”. La
fotografía la disparé en el momento que Esther, estaba intentando explicar que
su blusa no era de cartulina, sino que era el mural el que estaba hecho de
tela. Miren, más absurdo imposible. Aquello era un esperpento de argumentos, ya
que el resto del equipo, dejando las bromas a parte, intentaban hacer entrar en
razón a Esther, de que el mural era de cartulina rosa, y que no era de tela.
Pero Esther seguía erre que erre con sus argumentos, mientras no dejaba de
gesticular con los brazos muy enérgicamente. En ese momento un alumno sordo de
la escuela, entró por error al Salón de Actos, y se pensaba que la clase de
lengua de signos ya había comenzado. Pero le dijimos que era en la segunda
planta, y se fue. Al final del NO ensayo, a Esther, de tanto gesticular, se le
dislocaron los brazos. Fue en ese momento cuando todos comenzaron a reír a
carcajadas. Y estuvieron 10 minutos intentando esquivar los manotazos
involuntarios, de una Esther con los brazos fuera de su sitio. Mientras ocurría
aquello, yo intenté irme sin que me vieran. No podía soportar estar allí más
tiempo, o de lo contrario acabaría Trastornao. Al mismo tiempo que me iba, Esther
gritó: ¡¡¡Dejaos de reír, hermosos!!! A lo que Pi, automáticamente gritó:
¡¡¡osos, osos, osos, osos, osos…!!! Cuando salí del Centro, vi varios camiones
del zoológico, y varios funcionarios con redes, que entraban al Centro. Pero
miren, ya no tenía ganas de averiguar nada. Yo solo quería irme a mi casa a
descansar.
Esther y la blusa rosa de cartulina. |
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