jueves, 9 de junio de 2016

¡Pillada Bohemia de Chari!


Tras la falsa alarma de “osos” en el Centro de Adultos Antonio Gala, los funcionarios del zoológico, tuvieron que recoger las redes y volver por donde habían venido. Así fue como terminó la última aventura del Grupo de Teatro Bohemios. Yo pasé unos días sin levantar cabeza, y entre ratos en la cama, y ratos con los pies en remojo, mojo, mojo, estuve a base de tranquilizantes, pero antes, antes, porque hoy, hoy estoy mucho mejor. Decidí dar un paseo por el parque. Realmente todo era muy relajante: los pájaros cantaban, la brisa me daba en la cara… todo era tranquilidad ¡hasta que me sonó el maldito móvil! Pi Modroño al otro lado: “Oye, que voy a llegar tarde, tengo un lío de aúpa. Id ensayando sin mi… si podéis”. Asombrado, pregunté: “¿Pi?”. Y ella contestó: “¡¡¡3,1416!!!... ¿ein?... ¡Ah, que eres el de las pilladas bohemias! Perdona, me he confundido, no quería llamarte a ti”. Y me cuelga. Sin embargo, la curiosidad pudo conmigo, y fui corriendo al Centro de Adultos, a ver que estaba ocurriendo. Me olía a una nueva ¡Pillada Bohemia! Normalmente en otras ocasiones, las voces de los Bohemios, ya se les oía desde la esquina, pero ahora no se escuchaba nada, bueno, si, se oían unos pájaros. Pensé en la película de Alfred Hitchcock, me dio miedo, y entré al hall con cuidado, subí las escaleras, pasé junto a La Prado Yacente, volví a pensar en Alfred Hitchcock y el Norman Bates de “Psicosis”. En esta ocasión La Prado Yacente tenía un ojo abierto, que miraba a su brazo derecho caído, en cuya mano tenía un móvil y estaba ¡con el whatsapp! No entendía nada, y me acerqué a la puerta del Salón de Actos. ¡Se oían pájaros cantando! ¿Y… la canción de Los Pajaritos de María José y su Acordeón? Entre y vi algo único, todos estaban en silencio, con los móviles en la mano, y la canción de fondo sonando. Al parecer, como Pi iba a llegar tarde, y no se podían permitir perder ensayos, a Chari Domínguez, la benjamina del grupo, se le ocurrió que el ensayo de aquella tarde, fuera por whatsapp. De ahí, que se escucharan los pajaritos del sonido de los whatsapps. Y Javier, el técnico de sonido, aprovechó y puso la conocida canción. José estaba bailando subido en la silla, de pie con el móvil en la mano y con el brazo levantado hacía el techo, al parecer no tenía buena cobertura, y le dijo a Chari que la sustituyera en su papel, ya que él, no podía encontrar el satélite. Así que Chari, para interpretar bien el papel de José, se subió a la mesa, y se sentó en ella. A la derecha vi a Paco, también bailando, con su peluca multicolor, que resplandecía impoluta, luego me enteré que se la había lavado con champú para bebés. Por otro lado, estaba Esther con los brazos aún dislocados. Esther no podía hacer los gestos con los brazos. Ella, intentaba bailar sentada en una silla sin zapatos (sin zapatos Esther, no la silla. Las sillas no usan zapatos), con el móvil en el suelo, y usando los dedos de los pies para escribir los whatsapp al Grupo que se había creado. Y Manolo, algo extraño, sentado a la mesa con el móvil sobre ella, sin donut ya, pero con el dedo levantado y mirando al techo ¿Buscando cobertura con el dedo? ¿No escribía? ¿Quién escribía sus diálogos? No sé. Sin embargo, me llamó la atención lo rápido que escribía Chari los diálogos, a razón de ¡1.000 caracteres por segundo!. Su dedo pulgar no se veía a penas, de lo rápido que escribía. Si, si, con un pulgar, tenía tanta destreza con el móvil y el whatsapp, que se tomaba la licencia de escribir con una sola mano. En ese momento, pensé en Superman, después en la velocidad de la luz, después en tomarme un batido de chocolate, después en Flash Gordon, y finalmente en el Flash de mi cámara. Así pues, para poder captar en pausa, esa maravilla de dedo moviéndose a 1.000 por hora, adapté la exposición, la velocidad de obturación, todos los números “efes” posibles, metí en la cámara varios ISO´s, configuré un enfoque apropiado, y… disparé. Pero, lo más impactante de todo, no fue que capté a Chari perfectamente encuadrada y sin moverse, sino que al fondo, pude apreciar que Manolo, estaba también escribiendo whatsapp. Al parecer, bajaba su brazo, momentáneamente para escribir su texto. Y eso lo hacía entre palabra y palabra, tan rápido, tan rápido, que parecía que no se movía de su posición original. A continuación comparto esa mágica foto. Estoy por mandársela a Iker Jiménez.

Chari y su Dedo-WhatsFlash´pp.




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