Era día de ensayo para el
Grupo de Teatro Bohemios, y me dispuse a ir al Centro de Adultos Antonio Gala.
Esta vez quería sorprenderles de verdad y hacer una ¡Pillada Bohemia! de las
buenas. No se oía nada conforme me acercaba al Centro, y pensé que aún seguirían
ensayando por whatsapp. Pero entré, y no había nadie en el Salón de Actos.
Escuché unos ronquidos que provenían del Aula de al lado, y abrí la puerta. Los
ronquidos, provenían de una gran mata de pelo rizado que estaba durmiendo sobre
una mesa. Entre sueños, decía algo cómo “…la ventana… que se cae la ventana…”.
Primero hice la foto que adjunto abajo, y después intenté despertarla. Se
removió un poco, sacó la cabeza poco a poco de entre los pelos rizados, como
cuál caracol, y vi que era Pepa, más conocida como La
Pepa. Con voz adormilada me contó que ya
habían terminado los ensayos, y que no se lo habían dicho. Y que les pareció
raro, que llegaran las primeras. ¿Las primeras? ¿Por qué hablaba en plural? Me
dijo, que aún le continuaba la resaca de la fiesta final que tuvieron, y que
Gemma iba acompañarla a su casa, pero se perdió, me dijo La Pepa, mientras volvía a
esconder la cabeza entre sus rizos. “Bueno, estoy perdida en parte” dijo la voz
de Gemma con eco en algún lugar lejano. Asombrado, miré por todos lados, y
Gemma no estaba por ningúna parte. “¿Esa voz es de Gemma?” le pregunté a La Pepa. “Si, está perdida ahí
dentro. Se la oye, pero no sé donde está”, contestó ella. ¿Ahí dentro, en el
Salón de Actos? me pregunté. Pero la voz de Gemma, volvió a hablar, “¿Sabes que
pasa? Pues que el día de la fiesta, acompañé a La Pepa a su casa, y en mitad del
camino, tropezamos las dos, y me caí aquí dentro”. “Pero ¿dentro? ¿dónde?”
pregunté asombrado. “¡Jo! ¡Pues aquí dentro! Dentro de la cabeza de La Pepa. Entre sus rizos. Es que
no sé salir. Por favor, dadme un mechero o algo”. “¡No, que me quemas!” dijo La Pepa con voz muy adormilada.
“¡Tu calla! Por favor, búscame un mechero, o unas tijeras. Es que sino, no veo
la manera de salir de aquí”, replicó Gemma. Poco a poco, y entre los ronquidos
de La Pepa, que
volvían a retumbar otra vez, me fui retirando, caminando hacía atrás con mucho cuidado,
y con mucho miedo, de que La Pepa
me engullera en su mata de pelo rizada. Gemma, seguía hablando, pero yo, ya no
la podía escuchar. Salí a la calle, me alejé del Centro de Adultos Antonio
Gala, y mientras caminaba calle arriba, pensé: Si no hay actuaciones, no hay
ensayos. Y si no hay ensayos, ya no hay más “pilladas”. Así pues, con ésta, se
dan por finalizadas las ¡Pilladas Bohemias! Ha sido un placer haber compartido
estos momentos con todos ustedes. Espero que les hayan gustado, se lo hayan pasado bien, y que nos volvamos a ver pronto.
Que tengan unas felices vacaciones, y... ¡cuidado con los paparazzis!
La Pepa y su Mata de Pelo Rizado. |